Tras muchas horas de entrevistas, registro de elementos patrimoniales y análisis posteriores, nos encontramos frente a la meta de un gran desafío. Esto es el esfuerzo compilatorio de distintos relatos en torno al arte rupestre de Salamanca, Chalinga, El Tambo y sus alrededores.
El arte rupestre, en este caso correspondiente a petroglifos, visualizados como inscripciones figurativas y abstractas sobre roca, son parte importante del imaginario local, ubicándose dentro de las diferentes fases de la vida de quienes compartieron sus impresiones con nosotros. De este modo existen personas oriundas del área, que han conservado significativos recuerdos de sus juegos de infancia, en torno a diferentes bloques con petroglifos. Algunos han perseguido el sentido y la cronología de estas figuras, mientras que otros han considerado estos grabados en la piedra como el modo patente, a través del cual los diferentes grupos prehispánicos del área manifestaron su sabiduría. Hoy, el arte rupestre es un hito significativo dentro de diferentes procesos etnogénicos que subsisten en estas comunidades rurales, donde es posible conocer lugareños que poseen un importante arraigo y cercanía con distintos grupos indígenas conocidos en nuestro país, como es el caso de los diaguita y los mapuche.