Los efectos desarticuladores que, sobre las experiencias y los lazos sociales, ha tenido en las últimas décadas el modelo político-económico vigente, plantea la urgencia de replantear críticamente el rol que el Trabajo Social debe asumir. Se trata de aceptar las incertidumbres que provocan la nueva complejidad, pero debatir simultáneamente cuáles son las mejores y máximas posibilidades de intervención desde lo profesional. Nuevos sujetos que portan nuevos problemas y discursos se involucran en el campo del trabajo social, sectores que hasta hace algún tiempo no recurrían a los servicios sociales hoy se ven obligados, servicios sociales que tienden a desaparecer, nuevos vínculos, nuevas apreciaciones de la relación entre lo público y lo privado, nuevas tendencias de ayuda mutua, de estrategias domésticas y de acción colectiva desafían las tradicionales formas de intervención social.

Comunidad y Sociedad