¡Hay algo mejor que podamos transmitir en la Escuela que aquello que nos es propio? La aspiración que manifiestan de manera reiterada los estudiantes de sectores alejados y marginados y que la suelen sintetizar en la recurrida frase "quiero ser alguien en la vida" se refiere justamente al reconocimiento de la identidad y con ello del lugar que ocupan en el mundo. El recorrido que hace el autor por el repertorio y la vida de los cantores chilotes crea un puente entre la cultura viva de la isla, presente en la memoria transmitida por los músicos chilotes y las experiencias de las nuevas generaciones. Estas realidades coexisten para bien o para mal en la escuela, institución que ni siempre ha estado abierta al reconocimiento de los saberes locales. Los personajes que el Dr. Yáñez muestra en su trabajo, cantores que son, propiamente, los herederos de un modo de ser en el mundo; en sus cantos condensan de manrea maravillosa la sabiduría, la historia, las creencias y los anhelos de un pueblo. Su música y sus vidas son testimonio del amor a su tierra; ellos son el fiel reflejo de una acción humana de transformación que hizo, de lo que era un lugar en el sur del mundo, su lugar.\El establecimiento de este vínculo, al mismo tiempo, permite hacerse cargo de la necesaria relación que debe exisitir entre un establecimiento educacional y su contexto. De esta forma, al conectar la escuela chilota con las tradiciones musicales de su propio contexto, el trabajo representa un paso hacia esa ansiada, y necesaria, articulación entre las generaciones jóvenes con sus raíces culturales.