La construcción del Estado fue la piedra angular sobre la que descansó la historia de Mesoamérica. Sus pobladores consideraron la organización política como la matriz de las creaciones humanas más elevadas; así lo demuestra la repetición y constante búsqueda del arquetipo del reino sabio. Los motores de la construcción del Estado en esta región son semejantes a los de otros tiempos y latitudes: el poder económico, militar e ideológico. Los pobladores de estos territorios construyeron el poder que los organizaría y dotaría de identidad basándose en cuatro pilares: el grupo étnico, el altépetl o territorio, la fundación del reino y la centralización del poder. La particularidad de estas cuatro instituciones no radica, sin embargo, en sus orígenes, ya que las cuatro partieron de procesos sociales y políticos tangibles; sino más bien en su interiorización en el imaginario colectivo, que tomó forma de fascinantes mitos, símbolos, imágenes y relatos de matiz religioso e ideológico.\En este magnífico relato, fruto de una inagotable pasión por los mitos y símbolos que poblaron el imaginario mesoamericano, Enrique Florescano trata desde una perspectiva histórica novedosa y afortunada la formación del Estado, desde su aparición en el Preclásico hasta su abrupto final en las trágicas jornadas de 1521, pasando por los reinos mayas, los poderosos estados de Teotihua-can, Chichén-Itzá y Tula, y los reinos militaristas que dominaron el Posclásico, mostrándonos que la historia política puede situarse en el centro del desarrollo social, económico y cultural de los pueblos que habitaron Mesoamérica.