El autor establece su punto de partida para el análisis; los dos extremos del período septiembre octubre 1970 y agosto septiembre de 1973. Escarba y hurguetea con dedicación en cada uno de ellos, tratando de extraerle a los hechos, sus raíces y conectando unos con otros para una comprensión certera de los intereses de clases que había en juego. En ésos afanes, retrocede en el tiempo; en el primer extremo hurguetea en la historia con la intención de clarificar acontecimientos. Lo propio hace con el extremo del 73 escarbando profundamente en las contradicciones que estaban agudizadas, perfilando alternativas definidas y definitorias. Estas son develadas y expuestas sin adobamientos innecesarios ni desfiguraciones de compromiso. En este ensayo los actores principales son grupos sociales que defienden intereses de clases que están en proceso de definición. Los personajes quedan entremezclados: se salvan los que han sido capaces de una interpretación certera de las contradicciones en desarrollo. Los que se equivocaron, el autor los coloca en su lugar con sus equivocaciones. Los otros son ubicados con los intereses de clase que defienden. En ese gran cuadro histórico, asoma la apariencia de un mecanismo social que, a poco andar, asume su verdadero rasgo: el proceso social que implica la lucha de clases antagónicas y su esfuerzo por conducir al conjunto de la sociedad hacia la continuidad y renovación de la explotación del hombre por el hombre, o hacia la liberación de esa explotación. Aquél, y no otro, el dilema urgente que vivió el Chile de los 70.