Cuando se nos relata la historia de los comienzos del feminismo chileno suponemos que lo que nos será contado será la historia de la emancipación de las mujeres. Y, sin embargo, paradójicamente, nos encontramos con un discurso de la inclusión gradual, del cuidado, del altruismo, de la maternidad. ¿Cómo entender esta historia de mujerres empeñada en denominarse "feminista" sin evidenciar contradicciones? Será, precisamente, en el cruce de estos discursos donde buscaremos descrifrar la lógica de la protesta feminista chilena. Lógica de un discurso y razón de un movimiento que bajo la figura del "cuidado" reivindicará, hoy como ayer, ayer como hoy, tanto la igualdad cívica de las mujeres como su igualdad política. Cruce de discursos que dará forma a un "feminismo maternal" que hará suyas tanto las retóricas conservadoras del cuidado familiar como las retóricas progresistas de la participación pública. Cruce de discursos, por último, que buscará hacer coincidir feminismo e igualdad. Es esta promesa igualitaria la que la "República masculiba" no ha cesado de renovar a las mujeres, una y otra vez. Promesa de igualdad que en el vértigo incondicionado de su realización, no ha dejado de llamar al feminismo - en toda su singularidad y diferencia a integrar la república y el gobierno familiar de la nación.