En: Convergencia. no. 12, 1987. pp. 18-19.

El régimen autoritario del capitán general insiste en imponer a los chilenos su itinerario institucional que, todos sabemos, no conduce a la democracia. No hay que perder el tiempo haciendo disquisiciones teóricas de si la institucionalidad actual es válida o no como punto de partida para reestablecer la democracia: todo demócrata que haya leído las disposiciones de la constitución sabe que ellas no conducen a la democracia. Se trata de una constitución de piedra, la que no admite modificaciones desde dentro. De ahí el interés del régimen de implementar tan rápidamente como sea posible las "leyes políticas complementarias", de manera de obligar a la disidencia a entrar por la senda de la institucionalidad dictatorial.