Piñera, Virgilio. Electra Garrigó. -- Carlos Felipe. Réquiem por Yarini. -- Ferrer, Rolando. Lila, la mariposa. -- Estornino, Abelardo. La dolorosa historia del amor secreto de don José Jacinto Milanés. -- Brene, José R. Santa Camila de La Habana Vieja. -- Reguera Saumell, Manuel. Recuerdos de Tulipa. -- Montes Huidobro, Matías. Su cara mitad. -- Triana, José. La noche de los asesinos. -- Martín Jr., Manuel. Sanguivin en Union City. -- Arrufat, Antón. Los siete contra Tebas. -- Hernández Espinoza, Eugenio. María Antonia. -- Quintero, Héctor. El premio flaco. -- Rodríguez, Abraham. Andoba. -- Alomá, René R. Alguna cosita que alivie el sufrir. -- Estévez, Abilio. La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea. -- Cano, Joel. Timeball, o el juego de perder el tiempo.

Cuando en 1941 Virgilio Piñera convierte la tragedia de Sófocles en una parodia habanera, comienza, al decir de los críticos, la moderna dramaturgia cubana. Se cruzan dos líneas hasta entonces irreconciliables, la aspiración a un teatro culto, universal en su concepto, ilustrado en los modelos europeos, por un lado, y por el otro, la puesta en valor de los modos y los arquetipos populares, descendientes directos de los bufos, que poblaron el repertorio del Alhambra, el sainete vernáculo y la zarzuela amulatada. Con 'Electa Garrigó' la apropiación de lo universal, la inversión del signo trágico por el cómico, el gusto por el juego, la fulminante presencia de lo cubano, la distorsión que produce la temprana mirada del absurdo, son ya claves de modernidad para una renovación teatral que va a prolongarse en los años siguientes y que tiene su laboratorio en pequeñas salas y su motor en el entusiasmo de una nueva profesión.\En esta antología del teatro cubano contemporáneo el lector encontrará un conjunto de obras que suman una diversidad de temáticas, tendencias, lenguajes y estilos en los que cabe medir la ambición con que se ponen los cimientos de la moderna dramaturgia cubana.