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La comprensión en lengua de signos española / Isabel R. Rodríguez.

By: Material type: ArticleArticleDescription: pp. 87-107Subject(s): In: Infancia y aprendizaje : journal of study of education and developmentSummary: Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir información. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sólo dominan la lengua oral. La comprensión oral y signada se evalúan mediante la exposición a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un título. En la evaluación de la comprensión se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explícitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensión. En los resultados se observa que la comprensión signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la mención de los contenidos explícitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensión oral de los oyentes superó a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparación entre la comprensión signada y la oral en los sujetos bilingües arrojó diferencias sólo en cuanto a la cantidad de contenidos explícitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versión signada) y en cuanto a la autovaloración de la propia comprensión (superior en la comprensión oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir información abstracta y compleja de manera análoga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensión signada.Summary: Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir información. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sólo dominan la lengua oral. La comprensión oral y signada se evalúan mediante la exposición a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un título. En la evaluación de la comprensión se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explícitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensión. En los resultados se observa que la comprensión signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la mención de los contenidos explícitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensión oral de los oyentes superó a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparación entre la comprensión signada y la oral en los sujetos bilingües arrojó diferencias sólo en cuanto a la cantidad de contenidos explícitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versión signada) y en cuanto a la autovaloración de la propia comprensión (superior en la comprensión oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir información abstracta y compleja de manera análoga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensión signada.Summary: Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir informaciÛn. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sÛlo dominan la lengua oral. La comprensiÛn oral y signada se evalúan mediante la exposiciÛn a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un tÌtulo. En la evaluaciÛn de la comprensiÛn se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explÌcitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensiÛn. En los resultados se observa que la comprensiÛn signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la menciÛn de los contenidos explÌcitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensiÛn oral de los oyentes superÛ a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparaciÛn entre la comprensiÛn signada y la oral en los sujetos biling¸es arrojÛ diferencias sÛlo en cuanto a la cantidad de contenidos explÌcitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versiÛn signada) y en cuanto a la autovaloraciÛn de la propia comprensiÛn (superior en la comprensiÛn oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir informaciÛn abstracta y compleja de manera an·loga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensiÛn signada.
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Infancia y aprendizaje (España) 2007 vol.30 (1). pp.87-107

Infancia y aprendizaje (España) 2007 vol.30 (1). pp.87-107

Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir información. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sólo dominan la lengua oral. La comprensión oral y signada se evalúan mediante la exposición a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un título. En la evaluación de la comprensión se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explícitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensión. En los resultados se observa que la comprensión signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la mención de los contenidos explícitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensión oral de los oyentes superó a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparación entre la comprensión signada y la oral en los sujetos bilingües arrojó diferencias sólo en cuanto a la cantidad de contenidos explícitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versión signada) y en cuanto a la autovaloración de la propia comprensión (superior en la comprensión oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir información abstracta y compleja de manera análoga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensión signada.

Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir información. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sólo dominan la lengua oral. La comprensión oral y signada se evalúan mediante la exposición a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un título. En la evaluación de la comprensión se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explícitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensión. En los resultados se observa que la comprensión signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la mención de los contenidos explícitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensión oral de los oyentes superó a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparación entre la comprensión signada y la oral en los sujetos bilingües arrojó diferencias sólo en cuanto a la cantidad de contenidos explícitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versión signada) y en cuanto a la autovaloración de la propia comprensión (superior en la comprensión oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir información abstracta y compleja de manera análoga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensión signada.

Este estudio compara la lengua oral y la lengua de signos en cuanto a su eficacia para transmitir informaciÛn. Emplea una muestra formada por 36 personas sordas signantes, 36 personas oyentes que dominan la lengua de signos y 36 personas oyentes que sÛlo dominan la lengua oral. La comprensiÛn oral y signada se evalúan mediante la exposiciÛn a unos textos, con tres niveles de dificultad, tras los cuales los sujetos deben contar lo que han comprendido, responder a una serie de preguntas sobre ellos y asignarles un tÌtulo. En la evaluaciÛn de la comprensiÛn se tienen en cuenta, entre otros aspectos, los contenidos explÌcitamente recogidos en el mensaje que el sujeto es capaz de mencionar, el número de ideas inventadas en su relato de los mensajes y el número de errores cometidos en su comprensiÛn. En los resultados se observa que la comprensiÛn signdad de los sujetos sordos fue superior a la de los oyentes que usaban la lengua oral en la menciÛn de los contenidos explÌcitos, en las ideas inventadas y en los errores cometidos. La comprensiÛn oral de los oyentes superÛ a la signada de los sujetos sordos en cuanto a las respuestas a las preguntas cerradas sobre los textos. Por otra parte, la comparaciÛn entre la comprensiÛn signada y la oral en los sujetos biling¸es arrojÛ diferencias sÛlo en cuanto a la cantidad de contenidos explÌcitos mencionados y el número de repeticiones necesarias para poder comprender el mensaje (superiores en ambos casos en la versiÛn signada) y en cuanto a la autovaloraciÛn de la propia comprensiÛn (superior en la comprensiÛn oral). Los resultados permiten afirmar que con la lengua de signos se puede transmitir informaciÛn abstracta y compleja de manera an·loga a como sucede cuando se emplea la lengua oral, si bien la edad de aprendizaje de la lengua de signos puede influir en cuanto al número y tipo de errores que se cometen en la comprensiÛn signada.

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