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Investigación e intervención en violencia contra la mujer en las relaciones de pareja / Marisol Lila.

By: Material type: ArticleArticlePublication details: Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España 2010Description: p. 105-108Subject(s): Online resources: In: Intervención psicosocial : Revista sobre igualdad y calidad de vidaSummary: La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el “descubrimiento” de la violencia de género como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar más de 20 años desde que se inicia el interés científico por este fenómeno para que sea considerado un problema de salud pública de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, así como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; Organización Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la Organización de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la Organización Mundial de la Salud declara la violencia de género como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo año cuando, en nuestro país, se elabora el primer “Plan de acción contra la Violencia Doméstica” en el que se reconoce de forma explícita la violencia de género como un problema de estado (Fernández et al., 2003). Hoy en día, la prevalencia de la violencia de género en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y física de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de género en una prioridad de salud pública (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; Organización Mundial de la Salud, 2002).Summary: La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el ìdescubrimientoî de la violencia de gÈnero como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar m·s de 20 aÒos desde que se inicia el interÈs cientÌfico por este fenÛmeno para que sea considerado un problema de salud p˙blica de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, asÌ como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la OrganizaciÛn de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la OrganizaciÛn Mundial de la Salud declara la violencia de gÈnero como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo aÒo cuando, en nuestro paÌs, se elabora el primer ìPlan de acciÛn contra la Violencia DomÈsticaî en el que se reconoce de forma explÌcita la violencia de gÈnero como un problema de estado (Fern·ndez et al., 2003). Hoy en dÌa, la prevalencia de la violencia de gÈnero en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y fÌsica de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de gÈnero en una prioridad de salud p˙blica (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002).Summary: La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el ìdescubrimientoî de la violencia de gÈnero como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar m·s de 20 aÒos desde que se inicia el interÈs cientÌfico por este fenÛmeno para que sea considerado un problema de salud pública de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, asÌ como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la OrganizaciÛn de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la OrganizaciÛn Mundial de la Salud declara la violencia de gÈnero como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo aÒo cuando, en nuestro paÌs, se elabora el primer ìPlan de acciÛn contra la Violencia DomÈsticaî en el que se reconoce de forma explÌcita la violencia de gÈnero como un problema de estado (Fern·ndez et al., 2003). Hoy en dÌa, la prevalencia de la violencia de gÈnero en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y fÌsica de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de gÈnero en una prioridad de salud pública (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002).
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En: Intervención Psicosocial. Revista sobre Igualdad y Calidad de Vida. Vol. 19, no. 2, 2010. pp. 105-108. ISSN: 1132-0559.

En: Intervención Psicosocial. Revista sobre Igualdad y Calidad de Vida. Vol. 19, no. 2, 2010. pp. 105-108. ISSN: 1132-0559.

La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el “descubrimiento” de la violencia de género como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar más de 20 años desde que se inicia el interés científico por este fenómeno para que sea considerado un problema de salud pública de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, así como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; Organización Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la Organización de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la Organización Mundial de la Salud declara la violencia de género como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo año cuando, en nuestro país, se elabora el primer “Plan de acción contra la Violencia Doméstica” en el que se reconoce de forma explícita la violencia de género como un problema de estado (Fernández et al., 2003). Hoy en día, la prevalencia de la violencia de género en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y física de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de género en una prioridad de salud pública (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; Organización Mundial de la Salud, 2002).

La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el ìdescubrimientoî de la violencia de gÈnero como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar m·s de 20 aÒos desde que se inicia el interÈs cientÌfico por este fenÛmeno para que sea considerado un problema de salud p˙blica de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, asÌ como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la OrganizaciÛn de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la OrganizaciÛn Mundial de la Salud declara la violencia de gÈnero como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo aÒo cuando, en nuestro paÌs, se elabora el primer ìPlan de acciÛn contra la Violencia DomÈsticaî en el que se reconoce de forma explÌcita la violencia de gÈnero como un problema de estado (Fern·ndez et al., 2003). Hoy en dÌa, la prevalencia de la violencia de gÈnero en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y fÌsica de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de gÈnero en una prioridad de salud p˙blica (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002).

La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el ìdescubrimientoî de la violencia de gÈnero como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar m·s de 20 aÒos desde que se inicia el interÈs cientÌfico por este fenÛmeno para que sea considerado un problema de salud pública de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos, asÌ como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo (American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002; Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002). Es en 1995 cuando la OrganizaciÛn de Naciones Unidas plantea como uno de sus objetivos prioritarios la lucha contra la violencia dirigida a las mujeres y en 1998 la OrganizaciÛn Mundial de la Salud declara la violencia de gÈnero como una prioridad internacional para los servicios de salud. Es en este mismo aÒo cuando, en nuestro paÌs, se elabora el primer ìPlan de acciÛn contra la Violencia DomÈsticaî en el que se reconoce de forma explÌcita la violencia de gÈnero como un problema de estado (Fern·ndez et al., 2003). Hoy en dÌa, la prevalencia de la violencia de gÈnero en todo el mundo, su impacto a corto y largo plazo en la salud mental y fÌsica de las mujeres y las consecuencias negativas que tiene para las familias, las comunidades y la sociedad en general, convierten a la violencia de gÈnero en una prioridad de salud pública (Gracia y Herrero, 2006; Gracia y Lila, 2008; Klein et al., 1997; OrganizaciÛn Mundial de la Salud, 2002).

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