Cuán equivocada es la ecología de los filósofos / Paul Fayerabend.
Material type: ArticlePublication details: Universidad Bolivariana Santiago, Chile 2001Description: p. 379-388Subject(s): In: Polis : Revista de la Universidad BolivarianaSummary: Tiempo atrás recibí una invitación desde América en la cual se me solicitaba una contribución para un número monográfico de la revista Telos dedicado a “Ecología, filosofía y política”. "Pensamos", así señalaba la carta, "que podría estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecológico en la teoría de la ciencia". Mi primera intención fue declinar la invitación, considerando que mi interés por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monótono como la epistemología es bastante marginal, aunque no siempre haya sido así. Pero, posteriormente, reflexionándolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no debería ser obstaculizado por el infructífero y estéril debate académico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una solución, ¿y sucede así? Si me invitan a participar en una discusión sobre "la implicancia ecológica en la teoría de la ciencia". Y si además, no son barones académicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jamás la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresión que me provocó la siguiente respuesta.Summary: Tiempo atr·s recibÌ una invitaciÛn desde AmÈrica en la cual se me solicitaba una contribuciÛn para un n˙mero monogr·fico de la revista Telos dedicado a ìEcologÌa, filosofÌa y polÌticaî. "Pensamos", asÌ seÒalaba la carta, "que podrÌa estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecolÛgico en la teorÌa de la ciencia". Mi primera intenciÛn fue declinar la invitaciÛn, considerando que mi interÈs por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monÛtono como la epistemologÌa es bastante marginal, aunque no siempre haya sido asÌ. Pero, posteriormente, reflexion·ndolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no deberÌa ser obstaculizado por el infructÌfero y estÈril debate acadÈmico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una soluciÛn, øy sucede asÌ? Si me invitan a participar en una discusiÛn sobre "la implicancia ecolÛgica en la teorÌa de la ciencia". Y si adem·s, no son barones acadÈmicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jam·s la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresiÛn que me provocÛ la siguiente respuesta.Summary: Tiempo atr·s recibÌ una invitaciÛn desde AmÈrica en la cual se me solicitaba una contribuciÛn para un número monogr·fico de la revista Telos dedicado a ìEcologÌa, filosofÌa y polÌticaî. "Pensamos", asÌ seÒalaba la carta, "que podrÌa estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecolÛgico en la teorÌa de la ciencia". Mi primera intenciÛn fue declinar la invitaciÛn, considerando que mi interÈs por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monÛtono como la epistemologÌa es bastante marginal, aunque no siempre haya sido asÌ. Pero, posteriormente, reflexion·ndolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no deberÌa ser obstaculizado por el infructÌfero y estÈril debate acadÈmico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una soluciÛn, øy sucede asÌ? Si me invitan a participar en una discusiÛn sobre "la implicancia ecolÛgica en la teorÌa de la ciencia". Y si adem·s, no son barones acadÈmicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jam·s la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresiÛn que me provocÛ la siguiente respuesta.Item type | Current library | Collection | Call number | Copy number | Status | Date due | Barcode | |
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Analítica de revista | Biblioteca Central Colección General | General | POLIS-01/01 (Browse shelf(Opens below)) | 1 | Available | FICTICIO5213 |
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En: Polis. Revista de la Universidad Bolivariana. Vol. I, no. 1, 2001. pp. 379-388. ISSN: 0717-6554.
Tiempo atrás recibí una invitación desde América en la cual se me solicitaba una contribución para un número monográfico de la revista Telos dedicado a “Ecología, filosofía y política”. "Pensamos", así señalaba la carta, "que podría estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecológico en la teoría de la ciencia". Mi primera intención fue declinar la invitación, considerando que mi interés por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monótono como la epistemología es bastante marginal, aunque no siempre haya sido así. Pero, posteriormente, reflexionándolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no debería ser obstaculizado por el infructífero y estéril debate académico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una solución, ¿y sucede así? Si me invitan a participar en una discusión sobre "la implicancia ecológica en la teoría de la ciencia". Y si además, no son barones académicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jamás la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresión que me provocó la siguiente respuesta.
Tiempo atr·s recibÌ una invitaciÛn desde AmÈrica en la cual se me solicitaba una contribuciÛn para un n˙mero monogr·fico de la revista Telos dedicado a ìEcologÌa, filosofÌa y polÌticaî. "Pensamos", asÌ seÒalaba la carta, "que podrÌa estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecolÛgico en la teorÌa de la ciencia". Mi primera intenciÛn fue declinar la invitaciÛn, considerando que mi interÈs por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monÛtono como la epistemologÌa es bastante marginal, aunque no siempre haya sido asÌ. Pero, posteriormente, reflexion·ndolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no deberÌa ser obstaculizado por el infructÌfero y estÈril debate acadÈmico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una soluciÛn, øy sucede asÌ? Si me invitan a participar en una discusiÛn sobre "la implicancia ecolÛgica en la teorÌa de la ciencia". Y si adem·s, no son barones acadÈmicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jam·s la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresiÛn que me provocÛ la siguiente respuesta.
Tiempo atr·s recibÌ una invitaciÛn desde AmÈrica en la cual se me solicitaba una contribuciÛn para un número monogr·fico de la revista Telos dedicado a ìEcologÌa, filosofÌa y polÌticaî. "Pensamos", asÌ seÒalaba la carta, "que podrÌa estar interesado en el debate recientemente surgido sobre las consecuencias e implicaciones del factor ecolÛgico en la teorÌa de la ciencia". Mi primera intenciÛn fue declinar la invitaciÛn, considerando que mi interÈs por las implicaciones de un objeto absolutamente tedioso y monÛtono como la epistemologÌa es bastante marginal, aunque no siempre haya sido asÌ. Pero, posteriormente, reflexion·ndolo bien, me di cuenta que el camino de un movimiento fundamental e importante como el ecologista, no deberÌa ser obstaculizado por el infructÌfero y estÈril debate acadÈmico. El problema ambiental tan cercano a nosotros, palpable en primera persona, urgente: exige una soluciÛn, øy sucede asÌ? Si me invitan a participar en una discusiÛn sobre "la implicancia ecolÛgica en la teorÌa de la ciencia". Y si adem·s, no son barones acadÈmicos los que invitan a tal debate, sino que intelectuales comprometidos, los cuales probablemente no han puesto jam·s la nariz fuera del propio oficio. Esta fue al menos la impresiÛn que me provocÛ la siguiente respuesta.
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