En: Revista de geografía norte grande, n˚11, 1984. pp. 17-30. ISSN 0379-8682

En: Revista de geografía norte grande, n°11, 1984. pp. 17-30. ISSN 0379-8682

En: Revista de geografÌa norte grande, nç11, 1984. pp. 17-30. ISSN 0379-8682

Debido a la intensa erosión en los valles andinos las morrenas terminales y marginales de la última glaciación pleistocénica se conservaron sólo bajo condiciones morfológicas favorables.\En el caso de muchas barreras y escalones de valle en los Andes chilenos que fueran interpretadas hasta ahora como morrenas, no se trata de depósitos glaciales, sino de cuerpos de escombros de poderosos derrumbes de montaña prehistóricos.\En contra de una génesis glacial y a favor de una interpretación de derrumbe de montaña de estos cuerpos de escombros, tenemos su grosor extraordinariamente grande en comparación con las morrenas de los valles vecinos, el tamaño de los bloques individuales, su descompactación sin la pérdida de su coherencia, la ausencia de redondeamiento del material, además de razones locales (especialmente la composición petrográfica).\Una investigación acerca de la distribución de derrumbes de montaña prehistóricos tiene también un significado práctico. De acuerdo a la experiencia, los movimientos en masa se producen con especial frecuencia precisamente allí donde anteriormente se habían originado derrumbes de montaña. En los valles andinos chilenos desahitados en gran parte, los peligros de derrumbe de montaña no son tan grandes como en sectores andinos cordilleranos densamente poblados, especialmente en Perú. No obstante, un posible peligro se produce como consecuencia de los derrumbes de montaña, especialmente por el representamiento y posterior ruptura de lagos a raíz de los cuales los sectores inferiores de los valles e incluso la depresión intermedia chilena pueden ser inundados.\Una especial atención debiera otorgársele a la región del río Laja, donde la laguna del Laja es representada por rellenos del joven volcán Antuco, que se ubica en el medio del valle. Sedimentos lacustres de ruptura depositados aquí en un reciente pasado geológico son indicativos de que rupturas lentas o rápidas de los lagos puedan repetirse también a futuro.

Debido a la intensa erosión en los valles andinos las morrenas terminales y marginales de la última glaciación pleistocénica se conservaron sólo bajo condiciones morfológicas favorables.\En el caso de muchas barreras y escalones de valle en los Andes chilenos que fueran interpretadas hasta ahora como morrenas, no se trata de depósitos glaciales, sino de cuerpos de escombros de poderosos derrumbes de montaña prehistóricos.\En contra de una génesis glacial y a favor de una interpretación de derrumbe de montaña de estos cuerpos de escombros, tenemos su grosor extraordinariamente grande en comparación con las morrenas de los valles vecinos, el tamaño de los bloques individuales, su descompactación sin la pérdida de su coherencia, la ausencia de redondeamiento del material, además de razones locales (especialmente la composición petrográfica).\Una investigación acerca de la distribución de derrumbes de montaña prehistóricos tiene también un significado práctico. De acuerdo a la experiencia, los movimientos en masa se producen con especial frecuencia precisamente allí donde anteriormente se habían originado derrumbes de montaña. En los valles andinos chilenos desahitados en gran parte, los peligros de derrumbe de montaña no son tan grandes como en sectores andinos cordilleranos densamente poblados, especialmente en Perú. No obstante, un posible peligro se produce como consecuencia de los derrumbes de montaña, especialmente por el representamiento y posterior ruptura de lagos a raíz de los cuales los sectores inferiores de los valles e incluso la depresión intermedia chilena pueden ser inundados.\Una especial atención debiera otorgársele a la región del río Laja, donde la laguna del Laja es representada por rellenos del joven volcán Antuco, que se ubica en el medio del valle. Sedimentos lacustres de ruptura depositados aquí en un reciente pasado geológico son indicativos de que rupturas lentas o rápidas de los lagos puedan repetirse también a futuro.

Debido a la intensa erosiÛn en los valles andinos las morrenas terminales y marginales de la última glaciaciÛn pleistocÈnica se conservaron sÛlo bajo condiciones morfolÛgicas favorables.\En el caso de muchas barreras y escalones de valle en los Andes chilenos que fueran interpretadas hasta ahora como morrenas, no se trata de depÛsitos glaciales, sino de cuerpos de escombros de poderosos derrumbes de montaÒa prehistÛricos.\En contra de una gÈnesis glacial y a favor de una interpretaciÛn de derrumbe de montaÒa de estos cuerpos de escombros, tenemos su grosor extraordinariamente grande en comparaciÛn con las morrenas de los valles vecinos, el tamaÒo de los bloques individuales, su descompactaciÛn sin la pÈrdida de su coherencia, la ausencia de redondeamiento del material, adem·s de razones locales (especialmente la composiciÛn petrogr·fica).\Una investigaciÛn acerca de la distribuciÛn de derrumbes de montaÒa prehistÛricos tiene tambiÈn un significado pr·ctico. De acuerdo a la experiencia, los movimientos en masa se producen con especial frecuencia precisamente allÌ donde anteriormente se habÌan originado derrumbes de montaÒa. En los valles andinos chilenos desahitados en gran parte, los peligros de derrumbe de montaÒa no son tan grandes como en sectores andinos cordilleranos densamente poblados, especialmente en Perú. No obstante, un posible peligro se produce como consecuencia de los derrumbes de montaÒa, especialmente por el representamiento y posterior ruptura de lagos a raÌz de los cuales los sectores inferiores de los valles e incluso la depresiÛn intermedia chilena pueden ser inundados.\Una especial atenciÛn debiera otorg·rsele a la regiÛn del rÌo Laja, donde la laguna del Laja es representada por rellenos del joven volc·n Antuco, que se ubica en el medio del valle. Sedimentos lacustres de ruptura depositados aquÌ en un reciente pasado geolÛgico son indicativos de que rupturas lentas o r·pidas de los lagos puedan repetirse tambiÈn a futuro.