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Centros históricos : el auténtico ADN de las ciudades / Antonio Sahady Villanueva y Felipe Gallardo Gastelo.

By: Contributor(s): Material type: ArticleArticlePublication details: Universidad de Chile 2004 Santiago, ChileDescription: pp. 9-30Subject(s): Online resources: In: Revista mexicana de sociologíaSummary: La ciudad no dejará de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacía. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros históricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectónicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geográficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace únicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrón común que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. Así, Quito es claramente diferente a La Habana y Bahía guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavía preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histórico algún grado de unidad.\Hoy día las amenazas son múltiples, en tiempos en que la globalización procura sentar una marca anónima y universal. La misión de los profesionales responsables de modificar la ciudad –y de incidir en el centro histórico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.Summary: La ciudad no dejar· de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacÌa. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros histÛricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectÛnicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geogr·ficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace ˙nicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrÛn com˙n que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. AsÌ, Quito es claramente diferente a La Habana y BahÌa guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavÌa preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histÛrico alg˙n grado de unidad.\Hoy dÌa las amenazas son m˙ltiples, en tiempos en que la globalizaciÛn procura sentar una marca anÛnima y universal. La misiÛn de los profesionales responsables de modificar la ciudad ñy de incidir en el centro histÛrico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.Summary: La ciudad no dejar· de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacÌa. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros histÛricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectÛnicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geogr·ficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace únicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrÛn común que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. AsÌ, Quito es claramente diferente a La Habana y BahÌa guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavÌa preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histÛrico algún grado de unidad.\Hoy dÌa las amenazas son múltiples, en tiempos en que la globalizaciÛn procura sentar una marca anÛnima y universal. La misiÛn de los profesionales responsables de modificar la ciudad ñy de incidir en el centro histÛrico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.
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Analítica de revista Biblioteca Central Colección General General REVISTA INVI-51/04 (Browse shelf(Opens below)) 1 Available FICTICIO15373

En: Revista INVI, no. 51, 2004. p. 9-30. 07181299.

La ciudad no dejará de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacía. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros históricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectónicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geográficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace únicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrón común que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. Así, Quito es claramente diferente a La Habana y Bahía guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavía preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histórico algún grado de unidad.\Hoy día las amenazas son múltiples, en tiempos en que la globalización procura sentar una marca anónima y universal. La misión de los profesionales responsables de modificar la ciudad –y de incidir en el centro histórico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.

La ciudad no dejar· de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacÌa. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros histÛricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectÛnicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geogr·ficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace ˙nicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrÛn com˙n que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. AsÌ, Quito es claramente diferente a La Habana y BahÌa guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavÌa preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histÛrico alg˙n grado de unidad.\Hoy dÌa las amenazas son m˙ltiples, en tiempos en que la globalizaciÛn procura sentar una marca anÛnima y universal. La misiÛn de los profesionales responsables de modificar la ciudad ñy de incidir en el centro histÛrico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.

La ciudad no dejar· de mutar mientras exista: se expande, se concentra, se densifica, se vacÌa. Pero es en el centro fundacional donde se pueden advertir los genes de su verdadera identidad. Aun cuando todos los centros histÛricos occidentales coinciden en ciertos rasgos arquitectÛnicos y urbanos, independiente de sus coordenadas geogr·ficas, cada uno de ellos carga con un conjunto de huellas esenciales que los hace únicos e irreproducibles.\Cierto es que todas las trazas primitivas de las ciudades latinoamericanas arrancan del patrÛn común que imponen los colonizadores, pero paulatinamente van derivando hacia modelos particulares que terminan por hacerlas perfectamente identificables unas de otras. AsÌ, Quito es claramente diferente a La Habana y BahÌa guarda una gran distancia con Lima. Santiago, por su parte, todavÌa preserva algunos de los atributos que, en su esplendor -a finales del siglo XIX-, otorgaron a su centro histÛrico algún grado de unidad.\Hoy dÌa las amenazas son múltiples, en tiempos en que la globalizaciÛn procura sentar una marca anÛnima y universal. La misiÛn de los profesionales responsables de modificar la ciudad ñy de incidir en el centro histÛrico, por lo tanto- es defender sus vestigios originales, que son los que constituyen en definitiva, su verdadero ADN.

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