La magia y la filosofía y la teoría de las ciencias vuelven a renacer con «la teoría cerebral de campo unificado», máximo esplendor, categoría y belleza del Espíritu. Los Soles mágicos de la Vía Láctea alojados en cada ser, en cada cosa, en cada criatura real y efectiva. Todo lo real es virtual y todo lo virtual es real, no es más que la noción suprema de Cerebro, el Universo mismo convertido en un Gran Cerebro, un Cerebro, dice el autor, en expansión. Los Soles reales son seis, a saber, Sol amarillo milagroso, Sol blanco de armonía, Sol naranjo lúdico y de fortuna, Sol azul amoroso, Sol rojo trabajador y esforzado, y Sol negro fatídico, el peor de todos, todo ser humano, todo Cerebro se desenvuelve así, desde lo más pequeño hasta lo más grande, excelso y primoroso de la Vía Láctea, el Universo, la Creación misma, visto desde abajo con los Soles negros, «microcerebros», los óvulos y los espermatozoos, unidades mínimas existenciales, hasta llegar al punto alto de un Sol amarillo tal cual es, todo un Cerebro de justicia, entrega y honestidad, con los planetas, los agujeros negros y galaxias. No es una cosa rara, al contrario, legítima, segura y convincente, la geometría cabal de la existencia humana y la teoría cerebral desarrollada a gran escala, sin fines perniciosos, sin artilugios, sin categorías de ninguna especie, una teoría que reclama y se acuña como una gran certeza -con microbianos de todas las especies-, que se endilga al fin como una gran verdad.