En la polarización que sirvió para justificar el golpe militar del 11 de setiembre de 1973 la prensa y los periodistas jugamos un papel del que no podemos desentendernos. No fuimos los que desencadenamos las pasiones, pero si contribuimos a hacerlas incontrolables.
Para mí, esa lección estaba dolorosamente clara en esos sombríos y dolorosos días de setiembre de 1973 que siguieron al derrocamiento del Presidente Salvador Allende. Pero nunca fui capaz de entender exactamente la responsabilidad de los medios hasta que conocí este texto de Patricio Dooner"