Autora de varios libros que le valieron el reconocimiento literario dentro de la primera mitad del siglo pasado, Inés Echeverria Bello, Iris, dejó sus memorias inéditas. En ellas repasa sus experiencias personales y con lúcida naturalidad describe a los principales actores sociales y culturales de la época, tanto en Chile como en Europa y las más diversas latitudes. Por estos escenarios viajó junto a su marido, Joaquín, registrando cada detalle con su pluma.
Aunque descendiente de una familia conservadora, nieta de Andrés Bello, no tuvo jamás empacho para expresar lo que sentía y percibía, aún cuando esto le significase la censura o el reproche de los demás.
Estas memorias, que van desde 1899, el cambio de siglo, hasta 1925, son el retrato de una mujer poseedora de una personalidad compleja y sensible. Asimismo, rescatan la vigencia de una de las narradoras más intensas y transgresoras de aquel período.

-- Mi espiritualismo trascendental es profundamente práctico. Descubro que la vida entera marcha sobre este sendero... Tanto la humanidad como las religiones y la iglesia de Cristo, suben por esta cima pendiente. Ignoran el penoso tránsito que van haciendo, pero suben... Suben sin cesar, despojándose con dolor de pérdidas irreparables, de aquello mismo que se les cae de puro viejo, para revestir el ser nuevo, hecho de más pura calidad. Mi vida interior se nutre a expensas de mi vida exterior, y mientras más deteriorado está mi cuerpo, brillará más viva la luz espiritual, para señalar rutas a los compañeros del camino en ascensión que vamos siguiendo--