La Geografía, al no tener un campo teórico conceptual con autonomía propia dentro de las ciencias sociales, se vio obligada a apelar al uso de elementos teóricos ajenos a la disciplina. Entre otras causas, esta carencia se debe a la falta entre los geógrafos de reflexiones filosóficas y sociológicas sobre algunos temas como: la predominancia aún subsistente sobre una concepción del espacio como simple contenedor de objetos; el desconocimiento de las posturas relacionadas con la construcción del Ser o Dasein, que implica una teoría sobre cómo se “construyen” los actores sociales y sus conductas; las discusiones sobre, por un lado, la posibilidad del conocimiento “real” u objetivo y, por otro, el idealismo en su versión trascendental, para el cual la materialidad de las cosas sólo existe en cuanto están en nuestro pensamiento; el desconocimiento de las posturas constructivistas que intentan superar concepciones duales como material/ideal, objetivo/subjetivo, colectivo/individual, real/abstracto; y que los objetos espacializados deben enfocarse dentro de sistemas complejos.\Los geógrafos han tenido y tienen serias dificultades para explicar las nociones de “espacio” y “espacialidad”. Los aspectos espaciales de los fenómenos en sus conexiones físico-sociales siguen siendo el fundamento epistemológico del estatuto conceptual de la Geografía. Así ¿qué es el espacio?, ¿materia, objeto, sustancia, condición innata del pensamiento como lo es el tiempo, es un abstracto concreto? En estas páginas se intenta arrojar un poco de luz para ayudar al desarrollo de una teoría y metodología sobre el saber geográfico y su reconocimiento profesional.