TY - SER AU - Franz,Carlos TI - El gran bailongo PY - 2002/// CY - Santiago, Chile PB - CEP N1 - En: Estudios Públicos. -- No. 86 (otoño, 2002), p. 5-24. ISSN 07161115; En: Estudios Públicos. -- No. 86 (otoño, 2002), p. 5-24. ISSN 07161115; En: Estudios Públicos. -- No. 86 (otoÒo, 2002), p. 5-24. ISSN 07161115 N2 - En este ensayo, Carlos Franz enfoca el pesimismo predominante en el cambio de siglo en Chile. Al hacerlo, propone que el presente dilema nacional -caso particular de uno muy latinoamericano- es la oscilación entre dos momentos anímicos extremados: el utopismo fundacional y el fatalismo violento. Estas dos categorías de un mismo ser permitirían explicarse una constante en nuestra historia: la seguidilla de entusiasmos fundacionales que rápidamente son abandonados a manos de un desaliento rabioso. Los utopistas exhiben esa fe exagerada en las soluciones repentinas y completas para nuestros males, que es propia de los entusiasmos de los comienzos. Y que es peligrosa porque su precio, cuando la utopía se demora en llegar, es el paso a un fatalismo violento que quiere condenarnos a un atraso crónico. Al final, como antídoto contra esos extremismos utópicos o fatalistas, el autor propone «un nuevo tono social», una actitud de «moderación irónica»; En este ensayo, Carlos Franz enfoca el pesimismo predominante en el cambio de siglo en Chile. Al hacerlo, propone que el presente dilema nacional -caso particular de uno muy latinoamericano- es la oscilación entre dos momentos anímicos extremados: el utopismo fundacional y el fatalismo violento. Estas dos categorías de un mismo ser permitirían explicarse una constante en nuestra historia: la seguidilla de entusiasmos fundacionales que rápidamente son abandonados a manos de un desaliento rabioso. Los utopistas exhiben esa fe exagerada en las soluciones repentinas y completas para nuestros males, que es propia de los entusiasmos de los comienzos. Y que es peligrosa porque su precio, cuando la utopía se demora en llegar, es el paso a un fatalismo violento que quiere condenarnos a un atraso crónico. Al final, como antídoto contra esos extremismos utópicos o fatalistas, el autor propone «un nuevo tono social», una actitud de «moderación irónica» ER -