Morandé, Pedro

Claves de lectura del magisterio de Juan Pablo II / Pedro Morandé. - Santiago, Chile CEP 2006 - p. 5-26

En: Estudios Públicos. -- Nº101 (verano, 2006), p. 5-26. ISSN 07161115. En: Estudios Públicos. -- Nº101 (verano, 2006), p. 5-26. ISSN 07161115. En: Estudios Públicos. -- N∫101 (verano, 2006), p. 5-26. ISSN 07161115.

El artículo ofrece algunas claves de lectura del magisterio de Juan Pablo II que, a juicio del autor, permiten comprender la continuidad de sus enseñanzas con las del Concilio Vaticano II y la originalidad de su pensamiento. Dio sentido a su pontificado como el gran adviento de la encarnación de Cristo, celebrada el año 2000, y como el inicio de una nueva era cristiana. Más que como una doctrina religiosa o moral, entendió el cristianismo como un acontecimiento, acaecido en el hombre Jesús de Nazaret, en su persona, en la que se manifiesta la plenitud de la divinidad y, con ello, la plenitud de la vocación humana a la comunión en la verdad y en la caridad. El infinito entra en el tiempo. Dios no está fuera de la historia sino en la historia, puesto que este misterio humano-divino se prolonga y se hace contemporáneo a todos los hombres a través de la Iglesia. Esta clave antropológica del cumplimiento de la libertad humana en la comunión de personas resalta el valor inconmensurable de la vida humana, de la familia, de la cultura, del trabajo, de la razón y de la fe, ayudando a formar este conjunto de experiencias lo que muy originalmente llamó "la subjetividad de la sociedad". Notable fue también cómo aplicó estas enseñanzas a su propia vida y al ejercicio de su ministerio pastoral. El artículo ofrece algunas claves de lectura del magisterio de Juan Pablo II que, a juicio del autor, permiten comprender la continuidad de sus enseñanzas con las del Concilio Vaticano II y la originalidad de su pensamiento. Dio sentido a su pontificado como el gran adviento de la encarnación de Cristo, celebrada el año 2000, y como el inicio de una nueva era cristiana. Más que como una doctrina religiosa o moral, entendió el cristianismo como un acontecimiento, acaecido en el hombre Jesús de Nazaret, en su persona, en la que se manifiesta la plenitud de la divinidad y, con ello, la plenitud de la vocación humana a la comunión en la verdad y en la caridad. El infinito entra en el tiempo. Dios no está fuera de la historia sino en la historia, puesto que este misterio humano-divino se prolonga y se hace contemporáneo a todos los hombres a través de la Iglesia. Esta clave antropológica del cumplimiento de la libertad humana en la comunión de personas resalta el valor inconmensurable de la vida humana, de la familia, de la cultura, del trabajo, de la razón y de la fe, ayudando a formar este conjunto de experiencias lo que muy originalmente llamó "la subjetividad de la sociedad". Notable fue también cómo aplicó estas enseñanzas a su propia vida y al ejercicio de su ministerio pastoral. El artÌculo ofrece algunas claves de lectura del magisterio de Juan Pablo II que, a juicio del autor, permiten comprender la continuidad de sus enseÒanzas con las del Concilio Vaticano II y la originalidad de su pensamiento. Dio sentido a su pontificado como el gran adviento de la encarnaciÛn de Cristo, celebrada el aÒo 2000, y como el inicio de una nueva era cristiana. M·s que como una doctrina religiosa o moral, entendiÛ el cristianismo como un acontecimiento, acaecido en el hombre Jesús de Nazaret, en su persona, en la que se manifiesta la plenitud de la divinidad y, con ello, la plenitud de la vocaciÛn humana a la comuniÛn en la verdad y en la caridad. El infinito entra en el tiempo. Dios no est· fuera de la historia sino en la historia, puesto que este misterio humano-divino se prolonga y se hace contempor·neo a todos los hombres a travÈs de la Iglesia. Esta clave antropolÛgica del cumplimiento de la libertad humana en la comuniÛn de personas resalta el valor inconmensurable de la vida humana, de la familia, de la cultura, del trabajo, de la razÛn y de la fe, ayudando a formar este conjunto de experiencias lo que muy originalmente llamÛ "la subjetividad de la sociedad". Notable fue tambiÈn cÛmo aplicÛ estas enseÒanzas a su propia vida y al ejercicio de su ministerio pastoral.