Mi objetivo primordial en esta obra-dice la autora-no es otro que ofrecer a padres y maestros un tipo de lectura que les ayude a fomentar hábitos lectores entre hijos y alumnos. Para tal fin, me ha bastado la experiencia de observar cómo los alumnos de todas las edades, buscan y leen textos en los que prevalezcan diálogos, poemas, etc.; algo, por otra parte, nada nuevo pero que no se tiene demasiado en cuenta a la hora de promover dinámicas lectoras. De ahí la oferta de esta obra en la que la lectura de cada breve narración soporta, casi exclusivamente, diálogos y poemas en los que prevalece el sentido del humor, tan buen estimulante para los pequeños. También se promueven valores trascendentes y necesarios para la convivencia. El fin de la lectura-sigue diciendo la autora-es lograr la comprensión y, para ello no es preciso establecer maratones y competitividades, sino, sencillamente, leer y entender. De ahí que los textos tengan que ser necesariamente desencadenantes de ilusión, gusto, placer por la lectura. Los niños deben acceder a ella por incitaba propia y nunca por imposición. Los cuentos, escenificaciones y propuestas que forman el conjunto de esta obra conllevan los ingredientes necesarios para lograr tales objetivos.