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Revisita al tercer caso de verticalidad de John Murra en las costas de Los Andes centrales y centro sur / Calogero M. Santoro, Tom D. Dillehay, Jorge Hidalgo, Daniela Valenzuela R., Álvaro L. Romero G., Francisco Rothhammer, Vivien G. Standen.

By: Contributor(s): Material type: ArticleArticlePublication details: Universidad de Tarapacá Arica 2010Description: pp. 325-340Subject(s): Online resources: In: Chungará Arica : Revista de antropología chilenaSummary: partir de la confrontación de datos arqueológicos, etnohistóricos y bioantropológicos de los períodos Intermedio Tardío y Tardío (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluó si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron económicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atención en el sector chaupiyunga, etnocategoría geográfica de alta valorización en el sistema vertical de pisos ecológicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizó la situación cultural en esta cuenca ubicada en la subárea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparó con la situación del valle de Chillón, Andes Centrales. El panorama arqueológico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el Chillón confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistóricas también señalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogéneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente más homogéneos. El estado actual del conocimiento arqueológico no permite señalar con precisión el o los mecanismos concretos de interacción o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueológico. Primeramente, éste no se corresponde con la idea de islas multiétnicas diferenciadas entre sí por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacción social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiétnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacción, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiélago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protección militar y alianzas matrimoniales a través del intercambio de esposas o esposos.Summary: partir de la confrontación de datos arqueológicos, etnohistóricos y bioantropológicos de los períodos Intermedio Tardío y Tardío (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluó si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron económicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atención en el sector chaupiyunga, etnocategoría geográfica de alta valorización en el sistema vertical de pisos ecológicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizó la situación cultural en esta cuenca ubicada en la subárea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparó con la situación del valle de Chillón, Andes Centrales. El panorama arqueológico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el Chillón confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistóricas también señalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogéneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente más homogéneos. El estado actual del conocimiento arqueológico no permite señalar con precisión el o los mecanismos concretos de interacción o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueológico. Primeramente, éste no se corresponde con la idea de islas multiétnicas diferenciadas entre sí por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacción social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiétnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacción, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiélago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protección militar y alianzas matrimoniales a través del intercambio de esposas o esposos.Summary: partir de la confrontaciÛn de datos arqueolÛgicos, etnohistÛricos y bioantropolÛgicos de los perÌodos Intermedio TardÌo y TardÌo (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluÛ si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron econÛmicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atenciÛn en el sector chaupiyunga, etnocategorÌa geogr·fica de alta valorizaciÛn en el sistema vertical de pisos ecolÛgicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizÛ la situaciÛn cultural en esta cuenca ubicada en la sub·rea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparÛ con la situaciÛn del valle de ChillÛn, Andes Centrales. El panorama arqueolÛgico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el ChillÛn confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistÛricas tambiÈn seÒalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogÈneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente m·s homogÈneos. El estado actual del conocimiento arqueolÛgico no permite seÒalar con precisiÛn el o los mecanismos concretos de interacciÛn o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueolÛgico. Primeramente, Èste no se corresponde con la idea de islas multiÈtnicas diferenciadas entre sÌ por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacciÛn social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiÈtnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacciÛn, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiÈlago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protecciÛn militar y alianzas matrimoniales a travÈs del intercambio de esposas o esposos.
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En: Chungará (Arica), 2010, vol.42, no.1, p. 325-340. ISSN 0717-7356.\También disponible en formato electrónico.

En: Chungará (Arica), 2010, vol.42, no.1, p. 325-340. ISSN 0717-7356.\También disponible en formato electrónico.

partir de la confrontación de datos arqueológicos, etnohistóricos y bioantropológicos de los períodos Intermedio Tardío y Tardío (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluó si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron económicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atención en el sector chaupiyunga, etnocategoría geográfica de alta valorización en el sistema vertical de pisos ecológicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizó la situación cultural en esta cuenca ubicada en la subárea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparó con la situación del valle de Chillón, Andes Centrales. El panorama arqueológico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el Chillón confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistóricas también señalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogéneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente más homogéneos. El estado actual del conocimiento arqueológico no permite señalar con precisión el o los mecanismos concretos de interacción o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueológico. Primeramente, éste no se corresponde con la idea de islas multiétnicas diferenciadas entre sí por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacción social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiétnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacción, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiélago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protección militar y alianzas matrimoniales a través del intercambio de esposas o esposos.

partir de la confrontación de datos arqueológicos, etnohistóricos y bioantropológicos de los períodos Intermedio Tardío y Tardío (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluó si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron económicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atención en el sector chaupiyunga, etnocategoría geográfica de alta valorización en el sistema vertical de pisos ecológicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizó la situación cultural en esta cuenca ubicada en la subárea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparó con la situación del valle de Chillón, Andes Centrales. El panorama arqueológico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el Chillón confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistóricas también señalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogéneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente más homogéneos. El estado actual del conocimiento arqueológico no permite señalar con precisión el o los mecanismos concretos de interacción o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueológico. Primeramente, éste no se corresponde con la idea de islas multiétnicas diferenciadas entre sí por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacción social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiétnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacción, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiélago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protección militar y alianzas matrimoniales a través del intercambio de esposas o esposos.

partir de la confrontaciÛn de datos arqueolÛgicos, etnohistÛricos y bioantropolÛgicos de los perÌodos Intermedio TardÌo y TardÌo (ca. 1.000-1.530 d.C), se evaluÛ si las poblaciones del valle de Lluta se organizaron econÛmicamente bajo el Tercer Caso de Verticalidad de John Murra. Para ello centramos la atenciÛn en el sector chaupiyunga, etnocategorÌa geogr·fica de alta valorizaciÛn en el sistema vertical de pisos ecolÛgicos entre la costa y el altiplano. Se caracterizÛ la situaciÛn cultural en esta cuenca ubicada en la sub·rea Valles Occidentales del Centro Sur Andino y se comparÛ con la situaciÛn del valle de ChillÛn, Andes Centrales. El panorama arqueolÛgico en ambas zonas integra una amplia variedad de componentes culturales que, en el caso del Lluta, comprende una mezcla de elementos de tierras bajas, sierra, altiplano e Inka, mientras que en el ChillÛn confluyen rasgos costeros, chaupiyunga y altoandinos. En el caso del Lluta, se agregan rasgos funerarios y de arte rupestre. Para ambas zonas, pero con distintos niveles de especificidad las fuentes etnohistÛricas tambiÈn seÒalan la concurrencia de varias entidades sociales. Lo importarte es que este heterogÈneo escenario del chaupiyunga se repite en otras zonas chaupiyunga del sur de Perú y contrasta con los sectores bajos de los valles que tienden a ser culturalmente m·s homogÈneos. El estado actual del conocimiento arqueolÛgico no permite seÒalar con precisiÛn el o los mecanismos concretos de interacciÛn o complementariedad que expliquen la variabilidad observada en el registro arqueolÛgico. Primeramente, Èste no se corresponde con la idea de islas multiÈtnicas diferenciadas entre sÌ por conjuntos de rasgos propios. Por el contrario, los restos materiales de los diferentes componentes o referentes culturales aparecen mezclados en cada uno de los sitios, por lo que pueden representar varios mecanismos de interacciÛn social que funcionaron paralela y secuencialmente. Se concluye que el chaupiyunga fue un espacio multiÈtnico, cohabitado, visitado y/o liderado por grupos sociales de distinto origen, que se hicieron presente en este ambiente productivo bajo distintos mecanismos de complementariedad o de interacciÛn, que pudo incluir entre otros verticalidad (con sus modalidades de verticalidad costera, microverticalidad descentralizada, archipiÈlago vertical centralizado), horizontalidad, simples operaciones de intercambio de productos, protecciÛn militar y alianzas matrimoniales a travÈs del intercambio de esposas o esposos.

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