En: Estudios Públicos. -- Nº108 (primavera, 2007), p. 229-252. ISSN 07161115.

En: Estudios Públicos. -- Nº108 (primavera, 2007), p. 229-252. ISSN 07161115.

En: Estudios Públicos. -- N∫108 (primavera, 2007), p. 229-252. ISSN 07161115.

La comprensión lectora ha resultado ser un problema recalcitrante. Aun cuando los niños en los primeros niveles escolares pueden arreglárselas para entender textos simples, muchos estudiantes, en especial aquellos provenientes de familias de bajos ingresos, tienen serias dificultades cuando en el cuarto grado deben abordar textos de estudio más avanzados. El destacado investigador E.D. Hirsch, tras haber examinado de distinto ángulo este problema por más de tres décadas, describe en estas páginas tres hallazgos fundamentales respecto a la comprensión de textos y sus alcances inmediatos para el trabajo en el aula de los profesores. El primero de ellos es la necesidad de aprender a leer con fluidez y la comprensión de textos. El segundo hallazgo es el crucial papel que juega la amplitud del vocabulario en la comprensión lectora. En este acápite se describen aspectos de la adquisición de vocabulario que no son nada de obvios como podrían parecer a primera vista. El tercero es la importancia del conocimiento del tema para entender lo que se lee. El autor ilustra con distintos ejemplos cuán indispensable es contar con cierto nivel de conocimiento de la materia para poder usar el vocabulario de manera eficaz en suma, se concluye, la comprensión no mejorará a menos que s e preste especial atención a cómo se construye el conocimiento de palabras y el conocimiento del mundo. Para lograrlo, se propone revisar los programas de lenguaje y se entregan algunas pautas de cómo deberían emplearse las horas destinadas a esta asignatura. Hirsch recuerda finalmente las conclusiones del célebre sociólogo James S. Coleman luego de una vida profesional dedicada a estudiar las características de los colegios y programas efectivos. Un programa deficiente afecta más adversamente a alumnos provenientes de familias de bajos ingresos que a los procedentes hogares de medianos ingresos, ya que estos últimos dependen menos del colegio para adquirir conocimiento. Pero un buen programa escolar es inherentemente igualitario debido al efecto compensador que tiene, precisamente, en los alumnos de hogares de bajos ingresos.

La comprensión lectora ha resultado ser un problema recalcitrante. Aun cuando los niños en los primeros niveles escolares pueden arreglárselas para entender textos simples, muchos estudiantes, en especial aquellos provenientes de familias de bajos ingresos, tienen serias dificultades cuando en el cuarto grado deben abordar textos de estudio más avanzados. El destacado investigador E.D. Hirsch, tras haber examinado de distinto ángulo este problema por más de tres décadas, describe en estas páginas tres hallazgos fundamentales respecto a la comprensión de textos y sus alcances inmediatos para el trabajo en el aula de los profesores. El primero de ellos es la necesidad de aprender a leer con fluidez y la comprensión de textos. El segundo hallazgo es el crucial papel que juega la amplitud del vocabulario en la comprensión lectora. En este acápite se describen aspectos de la adquisición de vocabulario que no son nada de obvios como podrían parecer a primera vista. El tercero es la importancia del conocimiento del tema para entender lo que se lee. El autor ilustra con distintos ejemplos cuán indispensable es contar con cierto nivel de conocimiento de la materia para poder usar el vocabulario de manera eficaz en suma, se concluye, la comprensión no mejorará a menos que s e preste especial atención a cómo se construye el conocimiento de palabras y el conocimiento del mundo. Para lograrlo, se propone revisar los programas de lenguaje y se entregan algunas pautas de cómo deberían emplearse las horas destinadas a esta asignatura. Hirsch recuerda finalmente las conclusiones del célebre sociólogo James S. Coleman luego de una vida profesional dedicada a estudiar las características de los colegios y programas efectivos. Un programa deficiente afecta más adversamente a alumnos provenientes de familias de bajos ingresos que a los procedentes hogares de medianos ingresos, ya que estos últimos dependen menos del colegio para adquirir conocimiento. Pero un buen programa escolar es inherentemente igualitario debido al efecto compensador que tiene, precisamente, en los alumnos de hogares de bajos ingresos.

La comprensiÛn lectora ha resultado ser un problema recalcitrante. Aun cuando los niÒos en los primeros niveles escolares pueden arregl·rselas para entender textos simples, muchos estudiantes, en especial aquellos provenientes de familias de bajos ingresos, tienen serias dificultades cuando en el cuarto grado deben abordar textos de estudio m·s avanzados. El destacado investigador E.D. Hirsch, tras haber examinado de distinto ·ngulo este problema por m·s de tres dÈcadas, describe en estas p·ginas tres hallazgos fundamentales respecto a la comprensiÛn de textos y sus alcances inmediatos para el trabajo en el aula de los profesores. El primero de ellos es la necesidad de aprender a leer con fluidez y la comprensiÛn de textos. El segundo hallazgo es el crucial papel que juega la amplitud del vocabulario en la comprensiÛn lectora. En este ac·pite se describen aspectos de la adquisiciÛn de vocabulario que no son nada de obvios como podrÌan parecer a primera vista. El tercero es la importancia del conocimiento del tema para entender lo que se lee. El autor ilustra con distintos ejemplos cu·n indispensable es contar con cierto nivel de conocimiento de la materia para poder usar el vocabulario de manera eficaz en suma, se concluye, la comprensiÛn no mejorar· a menos que s e preste especial atenciÛn a cÛmo se construye el conocimiento de palabras y el conocimiento del mundo. Para lograrlo, se propone revisar los programas de lenguaje y se entregan algunas pautas de cÛmo deberÌan emplearse las horas destinadas a esta asignatura. Hirsch recuerda finalmente las conclusiones del cÈlebre sociÛlogo James S. Coleman luego de una vida profesional dedicada a estudiar las caracterÌsticas de los colegios y programas efectivos. Un programa deficiente afecta m·s adversamente a alumnos provenientes de familias de bajos ingresos que a los procedentes hogares de medianos ingresos, ya que estos últimos dependen menos del colegio para adquirir conocimiento. Pero un buen programa escolar es inherentemente igualitario debido al efecto compensador que tiene, precisamente, en los alumnos de hogares de bajos ingresos.