En: Polis. Revista de la Universidad Bolivariana. Vol. 4, no. 11, 2005. pp. 405-418. ISSN: 0717-6554.

El proceso de aprendizaje en un adulto es diferente al que ocurre en la etapa de la niñez; el adulto posee un piso de competencias al que es capaz de integrar la adquisición de nuevos conocimientos y asume su aprendizaje como un proceso electivo en función de sus motivaciones e intereses. El adulto como totalidad “bio-psico-sociológica” siente, vive, actúa y otorga significado a lo que aprende como parte de la realidad y del paradigma en el que se halla inserto. Considerar al adulto descontextualizado de esta compleja realidad que representa, es cercenar su naturaleza y condenarlo a formarse en la incomprensión de su propia racionalidad. Concebir un proceso de autorregulación en el aprendizaje de un individuo, es reconocer en él la capacidad de tomar las riendas de ese ser que representa; reconocerlo capaz de asumir la responsabilidad para consigo, para con los otros, para con el todo del vivir y existir, respetando el proceso que lo revela como un ente, que es -por naturaleza propia- único e irrepetible.

El proceso de aprendizaje en un adulto es diferente al que ocurre en la etapa de la niÒez; el adulto posee un piso de competencias al que es capaz de integrar la adquisiciÛn de nuevos conocimientos y asume su aprendizaje como un proceso electivo en funciÛn de sus motivaciones e intereses. El adulto como totalidad ìbio-psico-sociolÛgicaî siente, vive, act˙a y otorga significado a lo que aprende como parte de la realidad y del paradigma en el que se halla inserto. Considerar al adulto descontextualizado de esta compleja realidad que representa, es cercenar su naturaleza y condenarlo a formarse en la incomprensiÛn de su propia racionalidad. Concebir un proceso de autorregulaciÛn en el aprendizaje de un individuo, es reconocer en Èl la capacidad de tomar las riendas de ese ser que representa; reconocerlo capaz de asumir la responsabilidad para consigo, para con los otros, para con el todo del vivir y existir, respetando el proceso que lo revela como un ente, que es -por naturaleza propia- ˙nico e irrepetible.

El proceso de aprendizaje en un adulto es diferente al que ocurre en la etapa de la niÒez; el adulto posee un piso de competencias al que es capaz de integrar la adquisiciÛn de nuevos conocimientos y asume su aprendizaje como un proceso electivo en funciÛn de sus motivaciones e intereses. El adulto como totalidad ìbio-psico-sociolÛgicaî siente, vive, actúa y otorga significado a lo que aprende como parte de la realidad y del paradigma en el que se halla inserto. Considerar al adulto descontextualizado de esta compleja realidad que representa, es cercenar su naturaleza y condenarlo a formarse en la incomprensiÛn de su propia racionalidad. Concebir un proceso de autorregulaciÛn en el aprendizaje de un individuo, es reconocer en Èl la capacidad de tomar las riendas de ese ser que representa; reconocerlo capaz de asumir la responsabilidad para consigo, para con los otros, para con el todo del vivir y existir, respetando el proceso que lo revela como un ente, que es -por naturaleza propia- único e irrepetible.